El Café como ritualización de los encuentros

EL CAFÉ COMO LENGUAJE UNIVERSAL

Hoy en día, el café es la bebida más popular del mundo y el segundo producto más vendido después del aceite. Cada año se consumen más de cuatrocientos mil millones de tazas de café alrededor del mundo.

Desde la aparición del café en Etiopía, los comerciantes y personas del común se han encargado de esparcirlo por todo el mundo, y así, a través de la historia, se convirtió en un eje transversal de la economía de diversos países.

A mediados del siglo XX, con el auge de los medios de comunicación, el café ganó más adictos. La radio y la televisión fueron los principales aliados de las empresas cafeteras, pues la publicidad y la propaganda hicieron que en cada familia el desayuno estuviera acompañado de una buena taza de café, bebida estimulante para empezar un día productivo.

Para los propietarios de las industrias, el café jugaba (y todavía) un papel muy importante en la producción, pues mantenía activos a los trabajadores y el rendimiento era mayor; es explicable entonces que esta sea prácticamente la única cosa que los patrones les “regalan” a sus empleados, quienes la pagan con creces mediante un mayor y mejor ritmo laboral.

El café es conocido de oriente a occidente y de norte a sur. Cada cultura ha adoptado una forma distinta de prepararlo y de beberlo, sin embargo, una característica homogénea es su carga social y los lazos que se tejen en torno a una buena taza de café.


LA FAMILIA ANTIOQUEÑA

En Colombia el café se introdujo con la conquista, y a partir de ahí se convirtió en un producto fundamental para la economía del país, pues las exportaciones de más abundancia y que producen más ingresos son las del café.

Pero en el aspecto cultural en el plano Colombiano, se tantean otros asuntos, pues el café llego en un momento coyuntural que permitió que esta bebida fuera adoptada como punto de referencia y sociabilización a través de la historia y el desarrollo en los aspectos económicos, sociales, políticos, y culturales, del país.

Geográficamente Antioquia está ubicada en la zona cafetera de Colombia, es decir, donde se cultiva el café. Debido a la ubicación, se tejen y entretejen tradiciones a nivel familiar y social.

El campesino, el antioqueño de pueblo, el “de pura cepa”, como se dice popularmente, ha sido el que ha perpetuado la cultura antioqueña, incluso hasta trasladarla a la ciudad con todas sus implicaciones.
El paisa (llamado así al antioqueño), durante todo su recorrido histórico, ha llevado consigo un conjunto de tradiciones y costumbres, algunas cotidianas, otras ocasionales, algunas excéntricas, otras completamente comunes y corrientes. Tradiciones como “parvear” a las 5 de la mañana y más tarde desayunar, tomar tinto en el transcurso del día, así como cerrar el día con una taza de agua de panela caliente; pedir la bendición a los mayores antes de salir de la casa, llevar en el pantalón una peinilla, hilo y aguja, entre otras, son costumbres que identificaron al paisa del siglo XIX, y muy escasamente a algunos paisas de hoy.
La familia antioqueña dentro de la cultura y las costumbres colombianas se ha convertido en un ícono representativo de las tradiciones. El carriel, la ruana, la arepa, el machete, los frijoles, el aguardiente, el chicharrón, la natilla y los buñuelos, y por supuesto el café hacen parte de los símbolos característicos de la familia antioqueña tradicional.

La estructura usual de familia, padre, madre e hijos, ha sido cobijada bajo el seno de la religión católica. “Somos el país del sagrado corazón” y el paisa más que cualquiera trata de conservar el legado de las antiguas generaciones. Pero es preciso dejar claro que de la familia tradicional queda poco, pues las transformaciones culturales y sociales de la actualidad han hacho que la estructura básica de familia haya cambiado.

La identidad paisa ha sido históricamente dual. Reconoce a Dios y a Satanás, a la madre-virgen y a la prostituta, a la madre prolífica y a la solterona, al cuerpo de Cristo hecho hostia y al aguardiente convertido en energía creadora, al Don y al esclavo, al individuo respetuoso de la ley y el orden y al trasgresor de normas, al fundador de linajes y al joven no-futuro, al verde y al rojo.

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